LAS PALABRAS PERDIDAS...

 

A lo largo de la vida somos muy conscientes de todas esas otras personas, animales o cosas que con el tiempo hemos perdido.

Con la aceptación; que no con el tiempo, vamos conformándonos con dichas perdidas y alojarlas en el rincón del recuerdo en nuestra memoria.

Cada persona, animal o cosa que desaparece de nuestro día a día supone también la perdida de esas palabras que describen lo perdido.

Palabras que no volveremos a pronunciar de la misma manera y que cuando lo hagamos será para hacer referencia a ellas en otro tiempo, en pasado. Mamá, papá, quizás sean las que más pesan dentro de mí, hace tanto tiempo que no las pronuncio que ni siquiera las pienso cuando hablo con ellos desde el recuerdo.

Y es que ni siquiera pronunciar la misma palabra significa lo mismo dependiendo a quien se las digas, amor, cariño, te quiero…

Es como si esos sentimientos tuviesen nombre y apellidos cada vez que las pronunciamos tuviesen otro significado al ir dirigidas a otra persona.

El amor es infinito por eso podemos amar a un sinfín de personas, animales o cosas, pero qué duda cabe de que en nuestro interior las identificamos de manera diferente según a quien se las digamos, es como dos personas con el mismo nombre, pero con vidas diferentes.

Puedo pronunciar la palabra papá cuando hablo con mi hijo de su padre, pero papá, mi papá es una palabra perdida para mí, una palabra que está en la caja blanca donde alojo todas mis vivencias con mi padre y que de vez en cuando abro para no olvidar, todos esos recuerdos están rodeados de esa palabra, pero ella está perdida.

Amor eterno perdido que tuvo su tiempo y permanece en la caja azul donde en escasísimas ocasiones acudo sin nostalgia.

Mi mente en el espacio del recuerdo es como un enorme desván lleno de cajas de distintos colores; unas más bonitas que otras, todas con palabras perdidas, unas con lindas palabras y otras no tanto, pero al fin y al cabo perdidas todas ellas, perdidas con lo que significaron en su momento acompañadas por los protagonistas igualmente perdidos en el recuerdo.

Merche